lunes, 26 de noviembre de 2007

Isabel Lora: LA DEL SEGUNDO


Los muchachos que suben todas las noches al techo de doña Manuela, “brechan a la del segundo piso” dice Milagros convencida. La del segundo vive sola, trabaja en un banco, y viste siempre de chaqueta y falda como casi todas las empleadas de los bancos. A esta chica no le va mal, Miguelina ha dicho que ha entrado al departamentito, y dice que es de lo más bonito, “con poco muebles pero bien coquetito”, No habla con nadie, del departamento al trabajo, y del trabajo al departamento. Una que otras veces un par de chicas vienen a visitarla, tal vez buenas amigas, o primas, o simplemente esas compañeras de temporadas que ocupan el tiempo intercambiando impresiones de tallas y colores de ropas, de peso y gimnasio, de revistas y lugares de modas, y toda la superficialidad que se le prefiere atribuir… Otras veces sale con las mismas chicas, empinadas en tacones, empolvados los rostros, la ropa oscura, algo de brillante, un poco de piel. El pelo largo y al viento como si fuera el emblema de la noche. Se propicia la risa, los comentarios picantes y el “te presto mi rimel”, “te hace falta rubor”...
En una ciudad donde las luces de los automóviles son la ilusión de los noctámbulos en las calles delirantes, de los buscadores del ruido, de los tragadores del humo, sedientos de alcohol, aspirantes a fantasías no menos animales, no menos místicas, no menos desbordantes de casualidad y no menos perfecta para un cuento de hadas que imagina una chica del siglo XXI con condón y algo de marihuana incluido; Sirven de excusa un café de temporada, unos tragos de colores con cherry, y empieza la noche con un poco de inocencia, pues en realidad no espera lo de esperarse.
La del segundo es bonita dice Milagros, “bonita” enfatizando la “b” bilabial como quien aclara a un niño de básica que “b” es de burro y “v” es de vaca. -El hijo de Manuela sube a toda su pandilla, la banda, la caterva, los drogueros, “la recua de vagos”; suben al techo para hablar toda la basura inimaginable. De vez en cuando caen en profundidad de temas sociales, sexuales, sicológicos, ambientales, educativos y hasta políticos y económicos; tópicos sujetos a una realidad de ocho cuadras, en las cuales, cohabitan estos aspirantes a ciudadanos. Otras veces, observan a la pobre del segundo, que “a esta altura de juego”, dice Milagro, “ya le han visto el alma”.
“La del segundo no es tan santa” dice Miguelina “Tal vez se deje brechar. Solo con ese de la jeepeta que dura horas en departamento, deja mucho que decir, y a leguas se nota que es un viejo”. Pero resultó que el hombre de la jeepeta, no era tan viejo, y Miguelina y Milagros confirmarían más tarde que hasta buen mozo era. “Definitivamente me resulta conocido…”.
No siempre las noches se iluminan con las luces de los carros, sino con lunas que se asoman en los balcones y susurran como esperar a al amante en batas de satín y maquillaje simulado. Si se corren las cortinas, los muchachos no tendrán función esta noche, y hasta sentirán celos de aquel que abraza el cuerpo voluptuoso, un poco bajo, de una sirena con pelo dorado y ojos de gato que araña los deseos adolescentes. La del segundo ya no es misterio para nadie, tiene un dueño que anda en cuatro ruedas muy altas. Ahora cree en el amor tanto como aquella vez creyó en ese primer beso que animó la curiosidad, le siguió el asco, pero aún así creyó necesario, hasta que pudo acostumbrarse al dulce hechizo que provoca la danza de un par de labios, volviéndose una adicción, una imprescindible costumbre en casa de la inolvidable amiga celestina las tardes después del colegio. Muchas otras bocas habían probado desde entonces, o por lo menos las suficientes para saber que solo en algunas puede existir ese hilo que enlaza un raro pero dulce nudo.
Algunas que otra vez se da una escapada con las amigas para compartir los mismo chiste picantes y beber tragos de colores con cherry, para curarse con parches de nocturnidad la ausencia de un hombre que permanece inmóvil en un frío portarretrato, acompañado de una rostro de mujer orgullosa y dos traviesas caritas de niños, sobre una pequeña repisa de pino. Como la noche no es buena amante, se aprovecha del sueño de la del segundo, apresura la madrugada para no dejarle al tiempo la oportunidad de echarle en cara que aquel hombre no es suyo.
Se ha unido a Miguelina y Milagros, Doña Manuela, para ese arraigado y milenario fin que ha separado y fundido masas e ideas; que jamás de los jamases puede confundirse con el chisme; y es nada menos que la tertulia. El triangulo de la “M”, como la he denominado el mismo hijo de Manuela, ha consolidado una amistad que debió ser predestinada, presagiada y bendecida por Dios, sobre todo luego que se mudara la del segundo, que trae tipos raros en jeepetas, y que esto, representa “una falta de moral”. Después de misa, el triangulo de la “M” se dispone hablar “toda la mierda del mundo” dice burlón uno de los drogueros, resumiendo que: “lo que les pica, es que esa mujer está ¡bbbuena!” (Con b de burro). Hay muchos temas de los que hablar, pero nada mejor que el misterio. Hasta que… “La bomba explotó de un fuetazo”- dice el sastre de la zona; “Otra Marilyn Moonro cae sin alas”. Escribe un profesor con fama de poeta. “Que dios la tenga en gloria” El cura ora. Y es que, una vez esparcida la noticia, por principio humano, cesó el rumor, se camufló de silencio, y rondó anónimo por la aceras, en las esquinas, en los callejones y en cada grafitti de la localidad. -Y para la última pagina del periódico matutino la periodista tecleó en su laptop: “Chica se suicida al descubrir que tiene VIH”.
Ahora todos se cubren los oídos para no oír el canto de la sirena. El triangulo ve asomar nuevos tiempos, el de la jeepeta, desde su escaño, visiona desgracias, y los muchachos que suben al techo de Manuela, como el sol, han envejecido en un solo día. El canto triste no cesa, va derrumbando los muros, va despertando conciencias.


A propósito de Cero.
Diciembre, 2006

No hay comentarios: